La caracola es un “objeto” sagrado, es el símbolo de la proclamación sin miedo de las enseñanzas de Buda, es también una llamada simbólica al despertar de otros.
Como
uno de los "ocho símbolos auspiciosos" usados en los rituales y
ceremonias budistas, la caracola puede ser también representada como un cuerno
del que radian en todas las direcciones las enseñanzas de Buda. También
representa "la rectitud de palabra" y algunas veces se encuentra
dibujada o grabada en la garganta de las estatuas de Buda, recordando su voz
resonante y el sagrado sonido del "Om". La caracola también aparece a
veces en las plantas de los pies de las estatuas de Buda, en las palmas de sus
manos, en su frente, o en el pecho.
La
caracola es la concha de un molusco tropical del género "Stromus",
tiene forma espiral con un suave reborde o "labio" en su apertura y
puede ser de brillantes colores. (Un tatuaje de una caracola es apropiado para
aquellas personas cuya intención es defender una declaración valiente de la "verdad").
MONJES BUDISTAS TIBETANOS HACIENDO SONAR LAS CARACOLAS, 1938/1939. AL FONDO
EL PALACIO DE POTALA, EN LHASA (TIBET).
En el
imaginario budista la caracola se representa habitualmente en posición
vertical. Las imágenes de la concha con la espiral apuntando a la derecha son
poco frecuentes, la caracola en sí misma se considera un objeto sagrado en
rituales y ceremonias. A menudo se la representa con un lazo colgando desde su
punto inferior, se la sostiene en la mano izquierda, "la mano de la
sabiduría". Cuando vemos una corriente de aire saliendo de la concha en
forma de un remolino, este suele aparecer girando en el sentido de las agujas
del reloj, representa a "la mano derecha" o "la declaración de
la verdad" del Dharma (la doctrina budista). En las representaciones
artísticas de Buda, el moño de pelo que corona su cabeza está enrollado hacia
la derecha.
Antes
de la era budista, en el Tíbet, la religión indígena una forma de chamanismo en
el que la concha de la caracola se empleaba para llamar a los espíritus
protectores que velaban sobre los rebaños de ganado. Hoy en día aún se emplea
la caracola y anteriormente era empleada como trompeta para dar la señal de
alarma por la llegada de intrusos a los templos, de llamada a las armas o en
monasterios budistas tibetanos para llamar a las asambleas religiosas. En las
ceremonias budistas se emplea como recipiente para transportar agua sagrada, y
cuando se coloca posición horizontal es también empleada como recipiente para
perfumes y aceites sagrados. En el Tíbet, la caracola se emplea habitualmente
como instrumento musical. Se corta la punta de la concha para formar una
boquilla por la que se sopla, y se suele decir que tocar la caracola, junto con
el címbalo y el tambor, "causa el pánico en los fantasmas y la felicidad
de Buda".
En la
India, la caracola blanca representa los dioses, la lealtad, y la casta de los
Brahmanes, mientras que la roja, la amarilla, y la gris, son el símbolo de
otras tres castas. Los textos sagrados nos cuentan como Visnú entrega su
caracola blanca a Buda como reconocimiento de la soberanía de la nueva ley, el
Dharma de Buda. Se creía que Buda era una de las encarnaciones de Visnú.
La
caracola está emparentada con el antiguo cuerno de batalla, emblema de poder,
autoridad, y soberanía. Su rugido ensordecedor espantaba a cualquier espíritu
maligno, aterrorizaba a las criaturas venenosas, y tenía el poder prevenir los
desastres naturales (o eso se creía). En los mitos hindús, su poderoso sonido
se empleaba para aterrorizar a los enemigos. Se referían a ella como "la
poderosa caracola blanca", era portada por los héroes en la batalla, con
su nombre inscrito en ella.
En un ámbito
más universal, la concha de la caracola, con su forma de espiral, simboliza el
movimiento celestial del sol, la luna, las estrellas y los planetas a través
cielo. Los chinos la consideraban un símbolo de buena suerte al iniciar un
viaje, debido a su fama de su poderoso sonido, que podía ser oído a grandes
distancias.
Podemos encontrar diferentes
especies de caracolas en la india, y en las aguas del Pacífico y el Caribe, en
todos estos lugares habitualmente tiene un papel importante en la cultura local,
estando a menudo entre sus funciones ser una fuente de alimento. En algunas
partes de Polinesia la concha es un instrumento musical.